Pareciera ser una pregunta tan sencilla pero que no responde
nadie con una convicción y menos que afirme ese propósito.
El
sistema educativo de nuestro país se divide en cuatro fases parvulario, básica,
media y superior de la cuales solo las tres primeras son obligatorias.
Nuestro
sistema educativo chileno ha mostrado considerables avances en el ámbito de
cobertura escolar, pero no existe ninguna prueba concreta que demuestre que la
calidad de nuestra educación chilena sea buena, principalmente en los sectores
más vulnerables y de escasos recursos que lo constituye un gran porcentaje de
nuestro país. Además es un hecho concreto que en las mediciones internacionales
como es la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) los rendimientos de los estudiantes en los contenidos tales como
lenguaje y comunicación, matemática y ciencias los resultados están por debajo
incluso de la media internacional. Esta prueba incluye a todos los sectores
sociales.
La
reforma que abarca a todo el sistema educacional chileno ya tiene dos décadas y
los cambios que se han logrado evidenciar tales como ideas en el sistema
demoran mucho más que en producirse, ya que es demasiado el tiempo que ha
pasado y muchas de las intervenciones que se han logrado hacer para el sistema
no demuestra calidad.
Chile
ha destinado una considerable cantidad de recursos financieros al sistema
educacional, además de variados tipos de perfeccionamiento a los profesores de
gran escala, recursos didácticos, infraestructura, etc. Pero aun así no se ha
logrado percibir un incremento de la calidad de los aprendizajes de niñas,
niños y jóvenes chilenos.
Aunque
en nuestro país no se ha realizado ningún estudio que sea representativo de
cada nivel del sistema educativo sobre la calidad de sus aprendizajes. Existe
un gran consenso entre los especialistas de educación que tenemos un gran
problema de calidad.
En
chile es medida parcialmente la calidad de educación a través de la prueba
SIMCE (Sistema de
Medición de la Calidad de la Educación) donde deja claramente evidenciado que
la calidad de nuestra educación tiene déficit considerable. El SIMCE es
considerado tantos por profesores como estudiantes una prueba con altas
consecuencias para el establecimiento tales como disminución de matrículas,
pérdida de financiamiento, disminución de la remuneración de los profesores o
hasta el cierre del establecimiento. Por las cuales son estas razones que los
establecimientos someten a sus profesores a un currículo nacional progresivo y
a modificar sus prácticas pedagógicas en función a estos estándares.
Pero no solo los profesores sufren
su consecuencia también los estudiantes, ya que son incentivados a prácticas
como entrenamiento para la prueba, exclusión de estudiantes de bajo
rendimiento, estigmatización, etc.
¿Pero es el mismo resultado en todos los
sectores sociales?, la respuesta es “no”, ya que los más bajos puntajes se
centra en escuelas y liceos municipalizados o más vulnerables de nuestro país.
En
este punto, debemos mencionar que al no controlar los promedios de los
resultados de las pruebas estandarizadas por variables socioeconómicas se puede
estar sesgando la comparación de los resultados por dependencia. Además, se
puede evidenciar claramente que existe un grave problema de selección de
alumnos en algunos establecimientos educativos, lo que implica una segregación
educacional donde los buenos alumnos se forman en los colegios “buenos” y los
malos alumnos en los colegios de menor o más baja calidad. Esto evidencia las diferencias de la
calidad de la educación.
Además,
es claro que el nivel socioeconómico y las condiciones geográficas de los
establecimientos son muy significativas en la explicación de los buenos o malos
rendimientos educacionales
Si miramos técnicamente el SIMCE no
mide la calidad de educación aún su nombre lo diga, ya que no existe una
definición clara de “calidad” que puede asociarse al diseño de las pruebas. El
SIMCE en sus condiciones actuales que presenta deja a la vista los múltiples
problemas técnicos que posee y las altas consecuencia per judicativas para el
sistema educativo.
En nuestro sistema educativo la
educación es un derecho social y evaluarlo es importante, pero no es lo mismo
evaluar que medir usando pruebas estandarizadas, ya que claramente cada
establecimiento se desarrolla en contextos diferentes.
Finalizando a modo de propuesta se
puede sugerir que el estado chileno realice una propia investigación que
determine la calidad de la educación que se está entregando a todos los niños,
niñas y jóvenes de nuestro país, además de la importancia del desarrollo
integral de los estudiantes instalando el concepto de que la calidad es mucho más
que una evaluación, con aspectos como la autoestima académica, la participación
y formación ciudadana y el clima de convivencia escolar desde la educación parvulario hasta la educación superior, de manera de
poder contar con evidencia totalmente empíricas que puedan sostener una
propuesta de formación que se oriente principalmente a la mejora de la calidad
de la educación y a producir mayores cambios innovadores que requiere el
sistema para que la formación de miles de niños, niñas y jóvenes chilenos sea
de calidad.